El siguiente es un discurso dado por Oscar Arias, Presidente de Costa Rica, abogado, economista, politólogo, empresario y filósofo, ademas de ser Premio Nobel de la Paz :
Amigas y amigos:
Estoy aquí porque los organizadores de este evento querían que fuera inaugurado por la persona más nerd de Costa Rica… pero Franklin Chang sólo podía hablar a las once y media. Entonces me pidieron a mí, que igual reunía algunas de las condiciones requeridas. Mi buen amigo, Roberto Sasso, me garantizó que el auditorio también iba a estar lleno de nerds como él y como yo. Pero hay aquí gente demasiado bonita. Una de dos: o Roberto se equivocó, o vamos mejorando como especie social. Si así es como los nerds se ven ahora, creo que soy el eslabón perdido de su cadena evolutiva.
Veo que soy unos meses mayor que ustedes. Unos 400 o 500 meses. Pero no importa. Uno tiene la edad que tienen sus ideas. Cuando se trata de perseguir ilusiones, puedo ser el hermano gemelo de la persona más joven que hoy nos acompaña. Desde esa juventud del pensamiento, donde brota la fuerza del cambio, quiero dirigirles un mensaje esta mañana...(Sigue leyendo>)
He venido a hablar de América Latina. He venido a hablar de la prima loca de la familia humana. He venido a hablar de esa región que, como alguien dijo alguna vez, haría de Kafka un costumbrista. No hay en el mundo una franja de tierra más llena de prodigios y de contradicciones. No hay en el mundo una esquina en donde convivan, en tanto desorden, escritores universales y campesinos analfabetas, políticos estadistas y dictadores militares, charlatanes ricos e intelectuales pobres, almas puritanas y fiesteros irredimibles. Nacimos en el centro de una copa que decanta los mejores y los peores néctares de nuestra especie. Eso nos hace propensos al absurdo, pero también nos hace sensibles al milagro: porque América Latina es infinitamente diversa, sus posibilidades son también infinitas.
Imaginen, por un instante, lo que sería nuestra región si le otorgáramos más poder a los programadores y diseñadores, en lugar de a los coroneles y a los generales. Si destináramos nuestros recursos a comprar más libros y computadoras, en lugar de más misiles y tanques de guerra. Si en lugar de muros y cercas alambradas, nuestras fronteras compartieran cables de alta tensión o redes de fibra óptica. Si en lugar de repetir en las escuelas la historia eterna de campañas bélicas, nuestros jóvenes tuvieran la oportunidad de asistir a charlas como ésta. Imaginen esa América Latina, ansíenla, quiéranla… y súbanse las mangas de la camisa, porque nos toca a nosotros construirla.
Uno de cada tres jóvenes latinoamericanos no llega nunca a ver un aula de secundaria, y sólo uno de cada diez logra matricularse en la universidad. Como consecuencia, la escolaridad promedio en la región ronda apenas los 8 años.
Una tercera parte de la población latinoamericana vive actualmente en la pobreza. Las mujeres y los niños llevan la peor parte de este flagelo, que tiene su raíz en la tremenda incapacidad de nuestros gobiernos para cosechar los frutos de la democracia, y elevar las condiciones de vida de nuestros pueblos.
Alrededor del 66% de la pérdida de cubierta forestal en el mundo, en lo que va del siglo XXI, ha tenido lugar en América Latina, que ha sido también víctima de las terribles consecuencias del cambio climático.
Somos la región más desigual del planeta. Miles de personas mueren cada año en nuestras naciones, por enfermedades prevenibles. Sólo una fracción de nuestros habitantes sabe usar internet. Nuestras democracias son débiles. Nuestra innovación es raquítica. Pero aunque nuestro pasado sea un acervo de oportunidades perdidas, no somos una región fracasada. Si algo tiene América Latina, es potencial.
Realizar ese potencial requiere dinero. Yo he venido aquí a decirles de dónde lo podemos sacar. Hay una cuenta de ahorros en el banco del tiempo. Un monto que hasta ahora no hemos querido tocar: el gasto militar latinoamericano. El año pasado, los países de la región destinaron alrededor de 60 mil millones de dólares a sus ejércitos. Ése es el costo de la guerra. Pero ¿qué pasaría si gastáramos esos recursos de otra manera? ¿Qué pasaría si convirtiéramos los costos de la guerra en dividendos de la paz?
Si los países latinoamericanos redujeran a la mitad su gasto militar, podrían aumentar la inversión en investigación y desarrollo en un 1% de su Producto Interno Bruto. En el caso de ciertos países, como El Salvador o Ecuador, esa cifra podría ser mucho mayor.
Pero tal vez la mitad del gasto militar nos parece demasiado. Bueno, si los países latinoamericanos redujeran en una cuarta parte su gasto en armas y soldados, tendrían recursos suficientes para comprar 150 millones de computadoras del programa One Laptop per Child. Con esto, podría entregarse una computadora a cada niño que se encuentra actualmente en el sistema educativo.
Pero tal vez una cuarta parte también nos parezca exagerado. Bueno, si los países latinoamericanos redujeran en un 10% su gasto en armas y soldados, alcanzaría para instalar Wi-Fi gratuito en las ciudades principales de nuestra región, potenciando las oportunidades de nuestros pueblos, que habitan mayoritariamente en las zonas urbanas.
Y si les parece mucho una décima parte, les digo que si los países latinoamericanos redujeran su gasto militar en un 5%, sería suficiente para otorgar una beca estudiantil, como las del programa Avancemos que introdujo mi Gobierno, a 3 millones de jóvenes, durante un año. Si dejaran de comprar un solo helicóptero artillado, darían alimento escolar a miles de niños durante toda la primaria. Si dejaran de comprar un solo avión de combate, podrían proteger decenas de kilómetros cuadrados de bosque. Y si dejaran de pagar el salario de uno solo de sus soldados, podrían pagar el salario de al menos un profesor de inglés.
Estos son los dividendos de la paz. Esto es lo que América Latina ganaría si dejara de apostar en la ruleta rusa del gasto militar. Yo llevo 25 años de estar hablando sin descanso sobre este tema. 25 años de estar hablando ante oídos que no quieren escuchar. Me dirán que no tiene sentido seguir luchando. Pero yo les aseguro que las condiciones han cambiado. Porque hace 25 años, no existía la posibilidad de que un ciudadano común iniciara un blog un día cualquiera, y ese blog fuera más leído que un periódico o una revista. No existía la posibilidad de crear un grupo de Facebook y convocar, en cuestión de semanas, a 3 millones de personas a manifestarse en torno a una propuesta. No existía la posibilidad de convertir un video casero en un fenómeno de sensación mundial.
Pero aunque esa frase ha sido borrada incontables veces del cuaderno humano, aunque no tengamos todavía un capítulo sin guerra y sin locura, en los siglos y siglos en que hemos habitado este pedazo del universo, nada impide que seamos cuerdos el día de mañana. Nada impide que aprendamos, por fin, a escribir en limpio las palabras de la paz.
Estoy mas que de acuerdo y son datos muy interesantes pero la historia tambíen nos menciona, las evoluciones humanas y tecnologicas mas grandes se hacen cuando existe la guerra...la naturaleza del humano es aprender y avanzar por medio de la desgracia....lo cúal valgame la rebusnancia es una desgracia
ResponderBorrarcomo breviario cultural este video:
http://www.lemuevolapansa.com/?p=499
el segundo*
Esta muy bueno tu blog ya tienes un lector recurrente mas.